A la espera de otras noticias menos deseperadas. El día se empecina en no querer venir.
Tú, por diferentes razones, portas idéntico empeño. Y ahí os quedáis todos: Noches y días . Noches sin días y tú. Quietos fijos invariables porque ninguna reseña filtrada como noticia os ha conmovido.
Acaso la noche aguarda traidora para desempolvoronar como sencillo polvorón de 'estepa' la valentía de unos cuantos curas que se atreven a poner los puntos sobre las íes relativos a una, no por anunciada menos temida, visita a lo grande del pápa-no papá.
El pápa Papa vendrá. Volverá. Y se encontrará en grandioso encuentro con su dilecta iuventus. Sospechosamente el evento queda consignado como derroche de cuantía económica.
No ronda por este mi espacio virtual el eterno poeta para entretejer verso a verso, que ni noche ni día quieren venir...
Para que (tú ) nadie venga.
El Papa quiere. Los curas protestan. Ven en aquella venida una tremenda descolocación del mensaje de pobreza desprendido de las enseñanzas del Jesús , Cristo pobre ungido en Nazaret.
Qué arcas mayoritariamente cargarán con el peso del coste en dineros contantes? Irremisiblemente van a ser las públicas. No sé y poco me incumbe saber por qué vía presupuestaria. De cualquier modo sea, entre aquella citada iuventus, seleccionada mejor que selecta, con seguridad no ha de tener presumiblemente cabida otra amplísima capa desclasada, desfavorecida y sin recursos que pueda afrontar el gasto.
Pero sí, él vendrá contra viento y marea por más que sin poeta lorquiano ni noches ni días quieran venir.
A los curas vascos no se les va a rasgar vestidura alguna con su manifiesta protesta en voz alta. Saben que su ética moral, del todo digna de alabanza, queda a salvo. Saben igualmente que su voz no pasará desapercibida. Pero al fin, quien manda manda. Quien ordena, ordena. Y quien sucumbe, a callar por si acaso.
¿ Y yo? Haré lo que tú. Venir queriendo con la lengua ardiendo.
Escucha al menos hasta que te vayas.
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