Este estado de frenesí por lo que se avecina, la Huelga Pura y Dura, no impide echar al aire alguna que otra pincelada para redondear la causa. (Aún no perdida)
En primer lugar, la referente a la astucia de nuestros simpáticos empresarios-grandes, los que se las saben todas para darle la vuelta a la Ley, y a la manga si viene al caso. Lo que de inmediato nos conduce a la fórmula magistral conocida, ¡ y lo que se conocerá!, como autodespido, que viene a ser entre grotesco y alucinante una de las mayores virguerías para que un iluso firme su contrato y cese voluntario sin más explicaciones. Es posible además que se le quede cara de pasmo, similar a la de tonto en tales circunstancias. Luego están las hojas de reclamaciones al armero, que maestro también.
O esa graciosa martingala de vivir con auténticas miserias, depender de miserables contratantes que a la menor queja, te plantará de un plumazo en la calle, con el argumento falacia de que todos los parados para mayor inri son vagos de siete suelas y lo que menos quieren es trabajar.
Sí, señor. Lástima para quienes mañana, al alba al alba, dispondrán para sí su jornada laboral en tanto la Huelga apiñará a seguidores y defensores.
Lástima, que ya el tiempo implacable ha hecho mella en la mismísima 'La Pepa' y nos ha dejado a título de consolación sabios consejos, hoy obsoletos si no inservibles.
En fin, por suerte queda pendiente de rescate aquel Calendario Obrero, ya de hace un siglo, con diez hermosas perlas. A saber:
Combatir la ignorancia
Reducir las horas de trabajo
Aumentar los salarios
Fomentar la independencia
No ser vil ni tirano
Erradicar el egoísmo
Humanizar el trabajo
En primer lugar, la referente a la astucia de nuestros simpáticos empresarios-grandes, los que se las saben todas para darle la vuelta a la Ley, y a la manga si viene al caso. Lo que de inmediato nos conduce a la fórmula magistral conocida, ¡ y lo que se conocerá!, como autodespido, que viene a ser entre grotesco y alucinante una de las mayores virguerías para que un iluso firme su contrato y cese voluntario sin más explicaciones. Es posible además que se le quede cara de pasmo, similar a la de tonto en tales circunstancias. Luego están las hojas de reclamaciones al armero, que maestro también.
O esa graciosa martingala de vivir con auténticas miserias, depender de miserables contratantes que a la menor queja, te plantará de un plumazo en la calle, con el argumento falacia de que todos los parados para mayor inri son vagos de siete suelas y lo que menos quieren es trabajar.
Sí, señor. Lástima para quienes mañana, al alba al alba, dispondrán para sí su jornada laboral en tanto la Huelga apiñará a seguidores y defensores.
Lástima, que ya el tiempo implacable ha hecho mella en la mismísima 'La Pepa' y nos ha dejado a título de consolación sabios consejos, hoy obsoletos si no inservibles.
En fin, por suerte queda pendiente de rescate aquel Calendario Obrero, ya de hace un siglo, con diez hermosas perlas. A saber:
Combatir la ignorancia
Reducir las horas de trabajo
Aumentar los salarios
Fomentar la independencia
No ser vil ni tirano
Erradicar el egoísmo
Humanizar el trabajo
Abolir la injusticia
Conquistar derechos
Instaurar un mundo libre y mejor.Conquistar derechos
Será esto verdad de rabiosa actualidad, inventariada ex profeso para disconformes con la Contra Reforma laboral?
No serán fantasías mías?
Mañana tendré la respuesta.
Veremos. Y después opinaremos.