sábado, 23 de febrero de 2013

UNA PERFECTA CALLE Y A CORRER











Hasta ha poco albergaba  esperanzas de que la tormenta escampaba.  Era invierno cruel. Creía mis fantasmas  cosa del pasado.  Que mis  teorías sobre los ricos y los pobres habían fracasado. Me tragaba que  tanto dominio y hegemonía de Merkel y sus súbditos solo era  asunto de los periódicos y poco más. Igual pensaba ingenuamente de las tramas gürtel-tribunales-fabras-bárcenas-antigarzones-güemes, urdangarines,   otra de bárcenas y van tres mil,    quedaban escasamente en simple  mancha de aceite a punto de desaparecer. Craso error.  Todo este antedicho barrizal forma  parte de nuestras vidas.  Se nos ha enquistado  en el cuerpo  un que si Camps, que si Fabra, que si Costa, que si Casas reales.
Para remedio disuasorio, cosas del destino y el azar,   salta a la palestra un Papa dimisionario. 
Ahora también  Costa Gavras a colación porque, olé,  nuestra  Maribel Verdú se dignó mencionarlo durante 'Los Goyas' mientras denostaba políticas de intolerancia, permisivas de robar a los pobres para dárselo a los ricos.
O es el folletín inacabable y no podremos por más tiempo permanecer sordos si no queremos perpetuarlo.  Y  todas las pintas apuntan en esa dirección.
Atrás quedaba la 'undécima plaga' , ¿recuerdan?, y no sospechaba llegaran decimoterceras, a saber  la insufrible polvareda que  montaron diferentes voceros  en torno al 'descaro y osadía de la Maribel' y en cambio no hayan dicho esta boca es mía ni se hayan rasgado vestiduras por   la corrupción, que total son invenciones de  cuatro descontentos y  encima ,  despechados, de izquierdas, como poco.
O seguiremos como y donde estábamos si damos por sentado que   la derecha es el poder y al poder le corresponde el poder  por naturaleza Y le pertenecen  el cortijo, las prebendas,  la sanidad y el cotarro privatizador.  De la  derecha, en este país, es la iglesia pero la que ordena y manda, y los empresarios y banqueros,  a partes iguales. Y suya, de la derecha, es la  vara de medir,  llamada justicia.  Y suya la pasarela de   leguleyos y periodistas varios, en legión,  para echar leña al fuego siempre que sea menester.
O es que acabo de desperezarme a duras penas del estado de la nación del  derecho del debate, da igual sin hipérbaton,   y no consigo dar crédito a que todo haya quedado en agua de borrajas,  un suspiro literal  de dos días dale que te dale al 'españa va bien' sin contabilizar a  los que van de mal en peor, españoles también ellos. Con los desahuciados  pidiendo clemencia porque ni se los  haya  mencionado a pesar de los pesares. 
La  mayoría de los políticos y buena parte de quienes no lo son  aparenta no  darse cuenta de la dimensión de la tragedia que está viviendo una considerable parte de la sociedad: La que literalmente no tiene ni para comer.  La corrupción, que en tiempos de mi santa madre ya se llamaba 'corrompición', campa grotescamente  insensible. Entre medias y enteras, algún  pez gordo de la OCDE  recomendando vigilar a los parados, no vaya a ser  que no muestren verdadero celo en buscar trabajo. 
O se están quejando de vicio, opción A
O han  estado y están viviendo por encima de sus posibilidades,  opción B
O nos morimos de risa llegados a este punto: ¿vigilancia intensiva  a los parados?, opción C
O lloramos a moco tendido. Porque este panorama  ya solo da para lágrimas. Sin opción
Me siento como si todo el país estuviera gritando y nuestros dirigentes fueran sordos.
Y el resto, tantísimos, soportando a la intemperie  alguien les enjugue el rostro




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