martes, 12 de abril de 2011

JAPÓN TODAVÍA...




Estamos desbordados de celebraciones. Justamente cierto. Y es que,  en rigor, nos hemos dado a conmemorar todo tipo de eventos , felices  o desgraciados  sean: Todos tienen cabida.
Por ello no es de extrañar que hoy nos ocupe con bastante  sinsabor y pena el 'cabo de mes' del acontecimiento que nos conmovió a todos.
Han transcurrido treinta días pero  suma y sigue los efectos de la catástrofe:
Japón equipara Fukushima a Chernobil. La Agencia de Seguridad  Nuclear en un intento por desdramatizar, matiza que  en Fukushima-1 no se ha producido una fuga masiva de radiación. Bien  ¿Celebraremos que no exista riesgo para las personas?
 ¡Un mes!
Treinta días para evocar que el terremoto y posterior tsunami en el Noreste de Japón se llevó por delante a trece mil muertos. Otros tantos y miles de más desaparecidos.
Ya sabemos, el gobierno de Japón lo ha dicho, que el nivel de intensidad de radiación se ha elevado de cinco a siete, como ocurrió en Chernobil en 1986...

Consideraciones aparte de tipo técnico, que solo los expertos entenderán bien, ni la Agencia de Seguridad, ni la Compañia Eléctrica de Tokio, ni los diez mil terabecquerelios alcanzados, descenderán como es de imaginar  a  los dramas humanos, con categoría de tragedia al cabo de un mes.
La noticia y el boom de lanzamiento va perdiendo fuelle. Tan triste como cierto. Se ha dicho infinitas veces que la vigencia de lo noticiable dura  hasta tanto surje  con fuerza explosiva  la noticia siguiente. Las víctimas, por los estragos que origina la velocidad informativa, puede que estén a punto también de perder actualidad.  Mucho nos tememos  ocurra lo de siempre.  Solo los muy allegados sabrán lo que es contabilizar  la desaparición de los seres queridos a los que se tragó un fatal terremoto en un día de inesperada fatalidadUn mes no es nada para echar a andar  a partir del minuto cero.  Pero  recordar a los miles de víctimas será provechoso. Sin pancartas escritas vociferando consignas. Señalando ausencias y presencias. Sin que nadie se agarre del bracete en la cabeza de una manifestación sonrojante, atrevida, descarada e ignominiosa. 
¡Ya está bien!
Hoy un mes. Y en el recuerdo, dejad que se oiga solo unas voces de belleza. También de inocencia.
Para Japón entero sí estamos convocados. Sin conciliábulos inservibles.


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