jueves, 14 de abril de 2011

EL PRECIO DE UNA SOLEDAD



De un día para otro el escenario sigue siendo el mismo: La palestra de la Justicia.
Cambian  algunos actores. Cambia el decorado.
El resultado, sobre lo previsto: Quien más se deje oir, para bien o para mal,  será quien enarblole la palma de la razón, le asista o no le asista. Y lo de siempre. Que los unos por los otros, la casa sin barrer y Troitiño
a que le dé el aire puro en el rostro. Lo han decidido los jueces. Y por entre medias, la política.  ["San Pantaleón díme cuántas son, dos gallinas y un capón..."]
Primer escalón:  El portavoz de Justicia del PePé censura duramente la decisión de que el etarra se acoja a libertad  y al mismo tiempo  aplaude al gobierno por recurrir tal decisión.
Continúa (el PP) con un argumentario interno culpando directamente al gobierno Socialista de haber pactado con los etarras el fin de la doctrina Parot. O lo que es lo mismo, lo culpa llanamente de la liberación del buen señor Troitiño.
Sigamos elevando mucho el tono, que al final la razón será nuestra. Otro escalón más alto. Por aquí anda el señor Trillo admitiendo que la sentencia del Constitucional que se ha utilizado para liberar a Troitiño no se refería a terrorismo, y ha criticado que se le aplique a un terrorista.   El señor Trillo dice una  cosa  públicamente  mientras  en privado  el PP parece ir contra los tribunales, no contra el Gobierno.
Luego, item más, recuerda Trillo los maravillosos momentos de acuerdo entre Gobierno y PP en materia terrorista. ¿En qué quedamos?
Se nos quedan solos en la contradicción. Se fían o no se fían del ejecutivo?
Troitiño ha pasado 24 años uno tras otro  a la sombra. Parecía estar solo. Seguramente este  será el precio que le cueste la carta de ajuste para cuando emprenda su flamante vida nueva, mientras por un oído le entrará y por otro le saldrá la diatriba generada a su costa. "Allá películas ",  se dirá para sus adentros.










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