jueves, 21 de julio de 2011

EL HOMBRE DEL TRAJE GRIS



'Este no es mi Juan, que me lo han cambiau...."
No sale a cuenta acabar el testabillo.
La concisión de la noticia tampoco da más de sí si no es para aclarar que el sujeto del cambio es el señor Camps. Hasta hace escasas  horas flamante presidente de la Comunitat. Irreconciliable con el banquillo que le aguardaba,  canjeable por una multa  'poca cosa'.  Intransigente con la verdad de su inocencia. Implacable con la intoxicadora oposición que se le ha echado encima...
Ya, por decisión propia, de patitas en la calle. Sin traje, compuesto y con la cabeza muy alta. Como debe ser, ¡ea!
No faltarán comentaristas y  analistas que lo  enjuicen con benevolencia o con acritud. Pero esto, que   se veía venir,     que se recocía  por los obradores pasteleros  del partido mayoritario,    nos ha pillado por sorpresa sin que nos quede claro lo que en realidad ha sucedido. Ni siquiera la machacona presunción de inocencia que debe ser como el tercer atributo del milenio que adorna a todo hombre de bien.
Lo único que va resonando por las emisoras es la perorata altiva e hiriente del buen señor, ya ex, refiriendo para que se le oiga   que su marcha irrenunciable es puro ejercicio de virtud. Puro acto de sacrificio hacia España entera. Puro ejemplo de gratitud hacia su partido, que no es el mío. Purísimo conato de dejarle (a Rajoy) expedito el camino de trayecto único a la Moncloa.
Es decir, se va de mártir. No de culpable. No porque se le juzgue. No y mil veces no: Se va porque su hombría y su cortesía lo avalan como inocente, que es la máxima aspiración  del hombre nuevo-libre. El hombre de los trajes. Grises debieron ser. Decolorados.
A la medida
Que no eran trajes
Que nunca los vio
Que sí los pagó
Pero que no pagó
Que nadie le regaló
Que el sastre era un embustero
Que todo se abonó con perricas frescas de la Botica de su esposa
Y que, confiesen lo que confiesen sus otros encausados, aquí quien se proclama inocente es a  renglón seguido mártir.
No es descabellado  pensar que a algún alto picatoste eclesial le ronde por la cabeza promover  una beatificación  rápida del ínclito señor dimisionario. Total, de mártires y santos está sembrada la Tierra. Uno más en el santoral a nadie perjudicaría.
"Este ni es mi Juan. Y ya me lo han cambiau. Antes Camps se llamaba. Ahora Fabra se ha quedau."  Y colorín colorado, que la saga de los trajes de momento concluye con este inesperado final. Veremos a quién beneficia. Quién responderá por la trama Gürtel  que solo ha hecho empezar  y si la otra pieza movible del puzzle se conforma con  un simple lavado en seco, de tintorería, para los inoportunos trajecillos del sastrecillo valiente.
Mal oficio, malo, el de sastre/sa. Peor el de President, peor.

1 comentario:

  1. CUANDO UN PERSONAJE DE ESTA CALAÑA DIMITE, ES QUE HAY ALGO OCULTO, ESO ES INDUDABLE. ¿QUE O QUIENES PODRAN ESTAR DETRAS DE TODO ESTO? ES COMPLICADO DE AVERIGUAR, LO QUE ESTA CLARO ES QUE ALGO HAY. CUESTION DE AVERIGUARLO Y SEÑALAR A ESTA MAFIA A BOMBO Y PLATILLO PARA QUE LA GENTE SEPA A QUE CLASE DE ENERGUMENOS VAN A VOTAR. Y POR SUPUESTO QUE CUMPLAN LA CONDENA QUE LES CAIGA. SALUDOS...

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