Este monumental chandrío (?) de Nueva Rumasa tiene un único tinte, de escándalo financiero.
El clan al completo, con patriarca, matriarca y la colla de hijos/as yernos/nueras, se ha dedicado en exclusiva a resurgir de sus cenizas la primitiva Rumasa, la de la abeja inquieta.
Mientras el inofensivo insecto realizaba su labor, los otros se entretenían en el suyo:
La triste estampa que hoy intentamos digerir pasa por la deuda de cuarentaycinco millones contraída con la S.S.
Por el impago de las cotizaciones empresariales.
Por el riesgo de que los acreedores se lancen a rescatar lo que les corresponda.
Pasa por embargos, empresastrampa, engaños y sálvese quien pueda antes de que el mismísimo Gobierno deba asumir el remojón en que se le convertirá las emisiones fantasma de Rumasa, pese a haber hecho lo que estaba en sus manos, y pese a intermediarios financieros avisando de los riesgos. Más que riesgos, peligros.
Pasa por pagarés destinados a otros fines distintos de los que anunciaban.
Pasa también por auditores que advertían del desvío de los dineros recaudados hacia otras firmas. Lo lamentable es que entre unos y otros ya se ve venir que los directamente perjudicados serán los del escalón inferior, los trabajadores y sus puestos de trabajo amenazados. Lo serán igualmente los sencillos ahorradores, dejados llevar por la fiebre ilusoria de hacer dinero 'con el sudor de la frente' y echándose en brazos de firmas de tan poco escrúpulo, tal como las historias nos sirven en bandeja.
Los Sindicatos ya pueden pelear lo que sepan y esté en sus manos para garantizar el cobro de los salarios, mínimamente. Al PePé debe importarles como de costumbre que se queme un poco más la nave del Gobierno, y que de rondó arda Troya.
De Rumasa, contando de dos en dos, seguro que se libran.
Y el que no se libre, mendigo o ¡bribónnn!
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