domingo, 20 de febrero de 2011

Y TÚ, ¿QUÉ?


 Falta un telediario, o sea nada, para que los espabilados lectores respondan  a la inocente pregunta que
todo el mundo, en secreto, se hace más de una vez.
Y bien,  ¿Se puede saber qué hacías? ¿Dónde te sorprendió el resplandor de la noche?
La de marras, la de un veintitrés del dos.
Ya se sabe que la noche, las noches, tienen múltiples utilidades y aplicaciones.  Aparte la más conocida de dormir, hay algunas otras, inconfesables,  que  aquí pasaremos por alto.
Inconfesable, aquella de infausto recuerdo que pone la carne de gallina solo pensarlo.
Y yo, ¿qué?
Por aquel entonces yo valía lo mío más el churumbel que llevaba en la barriga. Así es la vida. Por poco no se enteró la criatura, tan campante dando patadas, tan protegido el pobre.
Como cada tarde, regresaba a casa desde la Escuela, contenta y feliz cincuenta Km. en coche.
Se echaba la tarde encima. La nieve caía desangelada, como agotando las pocas fuerzas disponibles para caer. Un autobús de línea regular dejaba atrás los Altos de La Muela mientras la radio nos llenaba las orejas con el 'Tejerazo a punto...
Se mascaba la tensión de los pasajeros.
Otro coche en sentido inverso circulaba a toda pastilla con algún señalado viajero, apresurado por  cobijarse en lugar seguro : El Ayuntamiento de Zgza.
Conocía yo  muy bien al viajero: Era ....
No viene a cuento quién.
¡Cómo es posible que no tuviéramos un mal móvil disponible!
(-¡Sin novedad , mi comandante!)
Aquella fue la noche eterna de nunca acabar. Sin noticias, o pocas y sesgadas. Sin tele, o poca y mal.
Sin marido, sin... vete a saber qué podía ocurrirle  con el golpe. Porque la cosa pintaba feísima.
¡"Se sienten, coño"!
A partir de aquello, creo recordar que me venció el sueño.  También el pánico. Agarré a mi niña como bien supe.  La arrastré  hasta 'casapajeros' y con la emoción propia de una noche de nieve, estrellada también, escuchaba las baladas de 'mi Rey', transformadas en palabras, que se me antojaron , debo reconocerlo, balsámicas.
Luego cesó el fragor de los tanques.  Se hizo el silencio. Siguió helando y los periódicos, como resaca, tuvieron de qué hablar por muuuuchooo tiempo!
Considerando que no era americana, la noche cundió como si lo fuera, en serio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Entradas populares