lunes, 21 de marzo de 2011

ALTERA PRIMAVERA




 Nos habríamos dado por satisfechos con solo abrir de par en par los brazos y estrechar a la
bella primavera. La atrevida juguetona a la que se le ha cargado el sambenito de alterar [el desorden]  No ha sido suficiente con dominar el cielo astronómico exultante de color.  Y ha sido necesario acondicionar un poco de espacio a ese otro, libio y azul, pero cielo igualmente por el que paseaban orondas las fuerzas aliadas.
¿Y ahora qué más tiene que pasar además de alterársenos la sangre por imperativo estacional?
¿Cuál será de mañana para pasado el subsiguiente capítulo de esta historia tan interminable como aburrida de  mis señores de la guerra, los buenos y los malos?
Los entendidos hablan de que hay que aumentar la dosis. Toda la que el Tancredo Gadafi tolere, naturalmente, antes de que  por extenuación  proclame  un clamoroso 'me rindo', manos en alto.
Continúan, los expertos analistas, diciendo que la finalidad de esta guerra es proteger a la población civil.
Pero a la vista de todos está que a tres días escasos de iniciarse la delimitación de la zona de exclusión aérea, ya empiezan a surgir fisuras y desavenencias entre los propios países aliados. Unos tirando la piedra y escondiendo la mano, como Italia con Berlusconi. Otros, como EEUU replegándose por no asumir el liderazgo. Y otros, en fin, como la Liga Árabe, que advierten que a nadie se le ocurra la invasón del territorio libio. Queda Bélgica. Y Francia- Alemania. Inglaterra. O España  Otros países,   otros capítulos.
Hay que intervenir, parece la postura coherente de los implicados  ¿civilizados?
Me asalta la duda de si es posible una plena intervención sin matar. Quiero pensar que sí. Que la fuerza que mueve a todo Occidente solo se encamina a ayudar a la población civil libia, harta de que un líder se haya dedicado a masacrarla como pueblo.
Si lo que cuenta es la justa aspiración de un pueblo a emanciparse de quien los ha avasallado y aniquilado, es ésta razón de peso para que la Comunidad Internacional,  recuperada  la legitimidad, o en nombre de ella por lo mismo, se lance con consenso a derrocar  a Gadafi.
Será muy difícil que esto se consiga limitando los medios a bombardeos selectivos solo. Será casi imposible.
Sospecho con pena si al final de este maremagnum no habremos ganado guerras a costa de perder la paz.
Entre tanto, ajena por completo, se nos ha instaurado por tres meses la inofensiva e inocente Primavera. ¡Bien nos la encandiló Vivaldi!

3 comentarios:

  1. Por imperativo estacional!! Me ha encantado la frase.
    ¿La luna llena? ¿La primavera? ¿No son los de siempre quienes deciden, manipulan, ordenan y dirigen nuestras vidas? ¿Y adonde nos llevan o hasta dónde? Tal vez nos iría mejor si esas personas miraran, respiraran, un poco de primavera y de luna llena (incluído Gadafi, sobretodo Gadafi)

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  2. Esta misma melodía de Vivaldí escuchaba a las 2:30 de la madrugada, aproximadamente, en un progama de radio, mientras trabaja,con ella recibiamos a la revoltosa primavera.
    No entiendo como la guerra se combate con la guerra,los bombardeos,¿pueden ser selectivos?
    siempre caeran inocentes.
    Para ganar hay que perder,es un dicho,casi siempre doloroso.
    josejosesita.

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  3. SI pilar, ganamos guerras y perdemos paz. ¿por qué no habrán inventado los americanos un mando a distancia para dictadores?, bueno, todo llegará. Lo mas descojonante es el nombre que le ha puesto algún militar con aficiones líricas a la operación militar: La odisea al amanecer o El amanecer de la odisea.......... Ya lo dijo Rapael,un escandalo.

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