Todos caben en este tren de viajeros: Los que leen, los que escriben, los que solo miran y se bajan en la próxima.
sábado, 5 de marzo de 2011
SESIÓN CONTINUA
De "Lo que dios unió no lo separe el hombre" nos quedan apenas pinceladas. Como una noción difusa que a puro de repetirla ha perdido la gracia y sobre todo el valor añadido que se le concedía. Suponiendo que lo haya tenido, claro está.
Todavía, sin embargo, habrá quienes habiéndose acogido al efecto persuasivo de la fórmula, opten por la permanente unión. A costa de lo que sea. De la felicidad, del amor eterno, de la subyugante pareja de desastre, del temor a una más que improbable condenación. Del descabellado abandono de amistades, para el otro, peligrosas.
Preferirán cargar con la cruz que nadie les obligó a echarse sobre los hombros. ¡Vaya con la pesada carga!
No les está resultando fácil la salida del callejón a quienes deciden que 'tú por tu senda, que yo por la mía'.
Y no, si además casi todos los devenidos en desunión, por la (des)gracia de quien los bendijo como indisolubles, convierten su nuevo estatus de ex en verdadero bono canjeable para visionar la película en que la que fue su pareja continúa como actor/actriz de reparto.
Quién te quiso como yo?
Quién conoce tus debilidades como yo?
Quién aguantó mártir como yo?
Quién, llegado el caso, daría su rica vida como yo?
Quién te juró, quién, que solo la muerte , y la vida, nos separaría?
Estas son las verdades ocultas. Pero no oscuras. Las que nuestros irreprochables ministros de las iglesias hacen valer una y otra vez, las que haga falta, para que reine la unidad sin fisuras. Sub-yugados de puertas adentro aunque las de fuera clamen un "Vete, que no te soporto más".
De estos pecata minuta y otros similares su serenísima señor Rouco pasó ligero, a la gallega, cuando le interrogaban sobre las espectativas de casamiento-divorcio previstas por la iglesia y sus yelmos, y las pautas que piensa aplicar.
El respetable de la oposición no disimula su clericalismo. Pero si pudiera serle tentadora una separación, ya veríamos con qué pata de gallo nos salía Maria-¡no!
¿Se imaginan el efecto de la ecuación de tres incógnitas? Oh, no! Solo en cine tres estrellas.
Eso será en la próxima sesión. Hoy ya, completo.
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