viernes, 21 de enero de 2011

LA SOGA AL CUELLO

Ni el político más avezado, popular, experimentado, eficiente es capaz de salir airoso por completo de cualquier situación que se dibuje adversa de principio a fin.
Encontramos ejemplos y ejemplares a lo largo de toda la Historia que ilustran lo dicho.
Es impensable que (¡pobre él!) Zapatero dispusiera de una varita mágica de la que al mínimo golpe se hubiera servido para solucionar lo que se venía encima. Que claro que se vino, y con qué agresividad.
Lo triste es que nadie previó que  el tsunami devastador de la crisis nos haría sucumbir.
Llegó la corriente revuelta con crecidas y pocas márgenes de salvación.  De haber sido tocadas aquellas aguas, se habría abierto el río de par en par permitiéndonos  vadearlo alegres  y confiados por lo seco hasta alcanzar la orilla.  La tierra de promisión ansiada. La realidad se ha impuesto tozuda en nuestra contra.

Nadie de los políticos cercanos ha evitado salir ileso de la inundación.
Ni Obama, poderoso. Ni Sarkozy, prestidigitador. Ni Ángela, ni Berlusconi, ínclito.
La UE ha malgastado energías explotando burbujas de jabón inconsistentes.
Volvamos a (¡pobrico él!) J.L.R. Zapatero:
No lo ha tenido fácil. Lo ha tenido muy difícil en esta maraton despiadada. Más aún, imposible. Juegue a lo que juegue. Lidie con quien lidie. Mire a unos o a otros, conducir con mano segura a una compacta suma de cuarenta y tantos millones de 'seguidores', lo menos que le granjea es que lo  abandonen  sus fieles. Es, también  que lo dejen en su soledad, rumiando  más solo que la una,  sintiéndose presa de un  vértigo invencible.
Desaforados y bullangueros, a  este lado del 'estrecho', todavía a pie enjuto por la piel de toro, rebullen frotándose las manos coleccionables (¡ricos ellos!) opositores que saben muy bien cómo dar el tirón de gracia definitivo a la soga al cuello para que suene el ¡crac! tan grotesco.
Miedo me dan. Mucho miedo.

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