LA FRUTA PERMITIDA

Tiene gracia y salero Julio de verano
El mes de las frutas suculentas.
El de los frutos con hueso y carnosos. Canicular por añadidura.
También por ser  estío presenta aplicaciones variopintas además de servirnos de relax corporal , con vacaciones incluídas.
Quien más quien menos, todo el mundo, al menos el veraneante, dispone su lista interminable de cuanto deberá meter en la maleta, virtual, claro es.
Qué menesteres son éstos?
El libro de recetas de cocina, tan remediado.
El último libro cuya lectura abandonamos por cuatro veces porque pudo más que el prurito de leer lo que nos echen.
La biografía actualizada de los últimos jefes de gobierno del África Negra.
El borrador de enmiendas a la totalidad de la totalidad de leyes en favor de los desprotegidos. ¡Uf!
Un pen drive para colgar los post irreverentes que cunden por la red.
Tupida está la red.  Repleta de tentaciones prohibidas.
Los tranquilizantes para superar los exabruptos  que políticos  lanzan sin piedad contra las políticas y/o  viceversa.
Los  días pasan aligerados y en un par de sesiones, máximo tres, a nadie se le pasa por la cabeza echar en el bolso de facturar el ingenioso discurso con que el presidenciable ha salpicado los oídos atentos  de sus adeptos y de sus adversarios.
Los primerose , me confieso de entre ellos,  porque lo esperábamos  con entusiasmo. Los segundos, por no apechugar con una pesada carga,  que encima les importa un sencillo rábano.
Ya están los bártulos preparados a punto de  superar  con éxito la prueba  como de aduana: Lo que sea de utilidad inmediata, que se  deduzca de impuestos.  Y adelante.
Lo imposible o inservible, que toque de nuevo marro y que las leyes nos lo sancionen a nuestro favor  y no desechen apenas llegue septiempre. Como la fruta, cuando no es prohibida.