Todos caben en este tren de viajeros: Los que leen, los que escriben, los que solo miran y se bajan en la próxima.
jueves, 28 de julio de 2011
COSAS DEL VERANO
Alguien está a punto de coger los bártulos para las vacaciones de verano. Me refiero a los trastos que no suelen faltar en ningún equipaje que se precie.
Otros no gozan de la misma suerte si no tienen maletas que llenar ni estómagos que saciar, ni boca que cerrar con el grito del desesperante hambre.
De entre los primeros me encuentro, sin mayor explicación porque ni falta hace. A los otros, dejémoslos en Somalia, les contabilizan su población en trance de morir de hambre. Tan patético como real.
Los analistas de turno exponen con criterios de justicia la hambruna, las insuficientes medidas para erradicarla y los compromisos de los diferentes países tratando de negociar la pobreza una vez calmada el hambre de pan.
Mientras, discurre plácido el julio del calor y el veraneo.
Mientras, en Somalia la población, lejos de preparar con mimo sus bien merecidas vacaciones, se muere de hambre. Los campos de refugiados, insuficientes, lo atestiguan.
En el entretanto, en España nos sobran arrestos, y dineros, para dilapidar con alegría algo más de cuarenta millones de euros en pasacalles y jolgorio papales.
Algo de ello nos comentarán los analistas conocedores de la cruda verdad.
Nuestra sociedad en cambio no da demasiadas muestras de conocimiento cuando todavía no ha soltado la voz de alarma ante el despilfarro de que hacemos gala.
Mientras, nos guardamos la opinión a la espera de que los mandos intermedios, primeros y últimos de la Iglesia y de las Iglesias tomen cartas en el asunto y desvíen buena parte de sus ingresos a los países que se les caen de las manos. Por hambre pura. Luego que se reúna la juventud perfectamente alimentada y perfectamente aleccionada , y vocee los mensajes, sin olvidarse del África que no veranea y no toma vacaciones. Solo se muere de hambre.
Sin eufemismos.
No sé si en algún evangelio hay referencia explícita a las obras de misericordia. Si así fuera, todos veríamos como plausible la inversión en alimentos para el pueblo depauperado. Sin vía de retorno, por lo visto
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ResponderEliminarsaludos desde el maestrazgomagico.blogspot.com
RAUL